El sistema de la Universidad de California mejora la seguridad del laboratorio gracias al uso de Nomex®

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Programa de seguridad en el laboratorio de la Universidad de California

 
 
 

En una tarde de diciembre de 2008, al interior de los laboratorios de investigación de la Universidad de California (UC, por sus siglas en inglés) en Los Ángeles, un procedimiento de rutina salió terriblemente mal. Mientras una joven técnica transfería una pequeña cantidad de terc-butil-litio de un recipiente a otro, la jeringa de plástico que estaba usando se soltó de sus manos. Inmediatamente, el químico, un compuesto "pirofórico" altamente reactivo, estalló en llamas. En instantes, la asistente de laboratorio sufrió quemaduras graves. Murió 18 días después a causa de sus heridas.

Una investigación acerca del incidente arrojó un detalle crítico: En el momento del incendio, la asistente de laboratorio no tenía puesto ningún traje protector. Si esperaba evitar tragedias similares en el futuro, la UC necesitaba instituir un programa integral para comprar, distribuir y fomentar el uso correcto de equipos de protección personal (EPP), especialmente de trajes resistentes al fuego (FR, por sus siglas en inglés). 

Un desafío para todo el sistema

Comparados con los entornos industriales, los laboratorios de investigación académica plantean desafíos únicos para la seguridad de sus trabajadores. Los laboratorios industriales están altamente regulados. Los laboratorios académicos no lo están. Los laboratorios industriales tienden a tener una fuerza laboral estable y de largo plazo, al igual que protocolos de seguridad establecidos (y periódicamente reforzados). Los laboratorios académicos no. En el caso del sistema UC, había otro factor agravante: tamaño. El programa de investigación de la UC emplea a miles de personas en 10 campus en todo el estado y en los reconocidos laboratorios nacionales Lawrence Berkeley, Lawrence Livermore y Los Álamos. Los temas bajo estudio en las instalaciones de la UC van desde la química molecular hasta la salud de los primates, desde la modificación genética hasta la física nuclear. En un programa tan diverso y distribuido geográficamente, con tantas "piezas móviles", los peligros potenciales son muchísimos. Un enfoque único para todos era simplemente imposible. 

En busca de ayuda, la UC recurrió a la empresa de consultoría Environmental & Occupational Risk Management, Inc. (EORM) con sede en San José, California; esta recomendó que la universidad enfrentara el desafío haciendo que sus empleados de investigación diligenciaran la encuesta Laboratory Hazard Assessment Tool (LHAT). Esta encuesta en línea fue diseñada para identificar la naturaleza y el alcance de los peligros actuales en cada uno de los laboratorios de investigación que hacen parte del sistema UC. 

Armada con una mejor imagen de los riesgos cotidianos que enfrentaban sus empleados, la UC se encontraba ahora mejor posicionada para comenzar a evaluar las características de protección de los diferentes tipos de trajes y de tejidos, desde el algodón natural y las mezclas de algodón natural y poliéster hasta los tejidos con tratamiento químico; por último, los trajes hechos con fibras FR propiamente dichas. La UC contaba con criterios estrictos y con razón. Además de las apremiantes preocupaciones de seguridad del sistema universitario, el desembolso de capital para un programa de EPP de este tamaño sería de varios millones de dólares; es por ello que fue crucial desde el primer momento elegir los trajes adecuados. Las consideraciones para la compra de los trajes fueron las siguientes:

• Lesión por quemaduras previsibles

• Reactividad a los oxidantes

• Vulnerabilidad al desprendimiento de partículas

• Comodidad

• Durabilidad

• Diseño

• Valor de uso

A primera vista, el costo inicial relativamente bajo de los trajes fabricados con telas tratadas químicamente las convirtió en una opción atractiva. Pero los evaluadores de la UC también entendieron que con el tiempo, la resistencia al fuego de tales telas se veía comprometida por la exposición repetida a algunos productos químicos, incluido el blanqueador (hipoclorito de sodio) comúnmente utilizado en las operaciones comerciales de lavandería. Peor aún, en algunas pruebas con fuego, los tejidos FR tratados químicamente han mostrado una tendencia a "activarse" cuando se exponen al fuego, por encima de los tiempos estándar mínimos requeridos. La activación del tratamiento químico genera calor adicional, lo cual puede aumentar las lesiones por quemaduras. 

Un claro ganador

Después de pruebas exhaustivas, los evaluadores de la UC seleccionaron los únicos trajes que cumplían con sus altos estándares: los elaborados con fibra Nomex®. Cuando se expone al calor extremo, la fibra Nomex® reacciona como ninguna otra. Captura energía en lugar de conducirla a la piel del usuario, protegiendo a la víctima y proporcionándole un valioso tiempo para que pueda escapar del peligro. Más aún, a diferencia de los demás trajes luego del proceso de descontaminación posterior, las propiedades de Nomex® en cuanto a la resistencia al calor y al fuego se mantienen (son inherentes a la fibra misma), es decir que no se desgastan ni se pueden retirar. Los evaluadores de la UC también quedaron impresionados con el ajuste, el peso ligero y la respirabilidad que ofrecen los trajes de protección elaborados con Nomex®; estos son factores clave para desear utilizarlos.

De vuelta en el campus

La UC ya tenía el EPP ganador, pero el ponerlo a disposición de sus empleados no iba a ser tarea fácil. Después de todo, la nueva política de EPP de la UC requería la distribución de trajes protectores a todos los profesores, personal, voluntarios y académicos visitantes que trabajasen en laboratorios afiliados a la UC, es decir, un equipo de miles de personas repartidas por el tercer estado más grande del país.

¿Cuál fue la respuesta? Una serie de eventos de "distribución masiva" en cada uno de los campus. Promovidos a través de correo electrónico, redes sociales y carteles y anuncios en los campus, los eventos brindaron al personal de investigación de cada uno de los campus de la UC la oportunidad de reunirse en un solo lugar para que cada uno se equipara con su nuevo y mejorado PPE. Los empleados recibieron cupones para tales equipos, de acuerdo con las evaluaciones LHAT iniciales en su laboratorio. Como mínimo, la mayoría recibió dos batas de laboratorio FR. También se puso a disposición del personal mediante solicitud, una gama de otros EPP, como por ejemplo los protectores faciales, las gafas de protección contra salpicaduras y delantales FR. Al tiempo con los programas de distribución de EPP, cada una de las universidades ha implementado desde entonces una capacitación rigurosa sobre el uso adecuado de su nuevo EPP. Por conveniencia, las universidades lavan incluso el EPP de sus empleados mediante solicitud. 

Ahora, en su segundo año, el programa EEP de la UC tiene todas las calificaciones que lo hacen un éxito institucional. Si bien no hay forma de revertir el trágico suceso que llevó a la Universidad de California a renovar su compromiso con la seguridad en los laboratorios, invirtiendo en pruebas, capacitación y trajes hechos con DuPont™ Nomex®, la universidad ha dado un gran paso para garantizar que la historia nunca se vuelva a repetir.